Hermoso regalo de cumpleaños

Publicado por Níquel , viernes, 31 de diciembre de 2010 12:05


Flor azul, centro rosado


Desde hace días, me di cuenta que me encantaría hacer una flor azul con un gran centro rosado. Tal vez te preguntarás por qué, la respuesta es sencilla.

El azul en un algodón de azúcar representa la felicidad, y ahora para mi, el rosa en un algodón de azúcar significa el amor.

Amor y felicidad; eso es algo que cualquiera mata por tener. Pero alguien como tú, no necesita matar, sólo necesita vivir. Porque vives al día, vives tu día, con tu forma tan peculiar y única de ser.

Pero en fin, te decía que desde hace días tenía muchas ganas de hacer una flor azul con el centro rosado, porque del amor surgen todo tipo de sentimientos, pero el que siempre prevalece es la felicidad.

Felicidad de tener un nuevo día para enmendar los errores, felicidad para conocer el mundo de una manera distinta, felicidad de ver el sol pintado con las acuarelas del Señor, felicidad de saber que hay problemas a los cuales enfrentarnos, felicidad de sentir como las personas se revelan a cada paso, felicidad de tener la dicha de oler rica comida y lo mejor: degustarla.

Estos son solamente unos pequeños ejemplos de las felicidades que puedes tener cada día, sin embargo el no tener amor, jamás veríamos esos detalles como felicidad.

Es por eso que quiero una flor azul con un centro rosado, para que siempre sea el amor el centro, y la felicidad siga con ella, porque qué hermoso aroma a de tener una flor así.

Entonces cada día, me despertaba y pensaba, cómo podría hacer una flor así, podría pintarla, dibujarla, o pedirle a alguien que sabe de photoshop que la hiciera por mi; pero no. Sabía que tenía que hacerla de una manera mucho más especial, porque esta flor tendría una dueña muy especial. Así que, decidí hacerla de algodón de azúcar, porque así tendría un olor dulzón que te podría regalar una sonrisa.

Porque eso es todo lo que deseo para ti, una sonrisa, felicidad, y cómo diría Walter Mercado, mucho pero mucho: AMOR.

Los problemas se vuelven nada con amor, las lágrimas de tristeza se convierten en felicidad, una cara larga y huraña se convierte en una preciosa sonrisa.

Eso deseo para ti, para la mujer fuerte, para la mujer que es libre, para la mujer que enseña con sus ojos, para la mujer que acaricia con palabras, para la mujer que en silencio puede hablar hasta los confines de la tierra. Eso deseo para esa mujer, que me ha hecho muy feliz, que me ha enseñado que debo ser.

Porque tú eres, a tu manera tan risitas, tan ojitos, tan musical, tan largo con movimiento, tan poeta, tan oradora, tan tú. Simplemente.

Felicidades en este día, felicidades ayer, y felicidades mañana.

Porque te quiero, porque te amo, porque eres una flor azul con un centro rosadito, porque Dios y yo siempre que platicamos, sonreímos y sabemos que hay alguien que me quiere, tan rarita, tan como soy y no soy. Y Dios y yo somos felices de tener una flor con olor dulzón.

Brisa, Etzilla te quiere.

23 años

Publicado por Níquel , martes, 14 de diciembre de 2010 15:37



23 años se dicen rápido, se viven rápido también. Aún me parecen tiempos tan cercanos, aquellos cuando vivía en la casa de la abuela entre pájaros y árboles de durazno por aquellos días en piel de niña, por eso mismo digo que es tan posible que un día me levante y diga, ¡por Dios tengo 80 años!
Estos 23 años han sido de ida y vuelta, de días muy luminosos y de noches muy largas, de gritos y de silencios. Han sido los mejores 23 años que he vivido, desde luego que han sido los únicos. Eso si, he reído mucho, de los demás, de mí misma, de las situaciones, reído de nervios, de dolor y de vergüenza. De alegría cualquiera se ríe.

I
He vivido en 8 casas distintas, unas muy grandes, otras muy pequeñas, algunas las recuerdo y otras las he olvidado. Una de las que he olvidado es dónde pasé los más hermosos momentos en compañía de mi papá: una casa que tenía un río muy cercano, dónde mi padre me sentaba a la orilla, sobre unas piedras blanquecinas y grisáceas, mientras el pescaba y me gritaba ¡uno más! Mientras aventaba el pez a la arena. Recuerdo el río muy grande, de agua muy verde y muy fría; es uno de los mejores recuerdos que tengo, tanto que años después cuando vi el mar, ni siquiera me arrancó un suspiro.
Estoy enamorada de los ríos, quiero aprender el oficio de ser río, recorrer el mundo y guardar sólo las memorias necesarias, las que no impidan el viaje. Nunca llevar equipaje, nunca estar demasiado deprisa que no pueda disfrutar de las flores o del cielo. Estar en calma para acariciar, para arrullar, para contar historias de pueblos milenarios, congelarme en invierno y dormir en las lagunas.

II
Particularmente este último año, ha sido muy hermoso, aprendí a cocinar hamburguesas de avena que saben delicioso, he visto las estrellas desde que salen hasta que se vuelven a ocultar, finalmente pude escribirle un poema a Dios, aprendí a hacer flores de papel y llené la pared con dibujos que cuentan una historia muy larga. He conocido a personas maravillosas. He vivido cosas maravillosas y otras que de primera impresión parecieron desgracias, pero de eso se compone la vida, de experiencias; así que fueron buenas no importa lo terrible que parecieran.
Es como si siempre hubiera estado viendo el techo de mi casa pensando que era lo más hermoso que podía mirar y un buen día se incendió la casa, se redujo todo a cenizas y naturalmente me dolió y me enojé por el fuego, pero días después tirada en el suelo, de cara al cielo, pude ver la luna como nunca jamás lo había hecho y supe que la casa debía quemarse, si no jamás me hubiera dado cuenta que existe algo más para mirar. La luna no tiene comparación con un techo de madera. Esas enseñanzas maravillosamente terribles fueron las de este año.

III
Tuve muchos maestros, el más grande fue el silencio, un maestro que no deja que se escriba sobre él, que no se le puede conocer más que teniéndole de frente y lo demás resulta increíble, inexplicable. Las personas con las que compartí los días de este año, también fueron mis maestros, algunos con plena conciencia de que me enseñaban algo, otros que lo desconocen.

IV
El hombre que me ha sorprendido por la delicadeza que guarda en sus pensamientos es Esteban, mi nena, nenita… Esteban. Es más que un jugador de americano, es mucho más que el pelón que cuenta chistes muy graciosos. Me ha exigido aquello que yo me quiero disculpar por comodidad y lo ha hecho con gran firmeza que me ha llevado a cambiar antiguos hábitos, me ha escuchado de madrugada y me ha dejado escucharlo. Me gustan sus abrazos, me gusta que me diga que me quiere.

V
Mi madre se llama Martha, como mi segundo nombre. Me llamo Martha por ella. Es una enfermera, que los últimos años le dio por ser maestra. Ella es la prueba de que las personas más duras en el fondo son las más sensibles, en mi agenda la guardo como Nuez, porque es dura sólo de apariencia, cuando logras romper la cáscara, queda ella. Mi madre tiene 43 años y tiene tres hijos, yo soy su hija mayor. Y durante estos 23 años me ha querido, me ha cuidado y ha sido una madre. Quien se pregunte de dónde salió mi fortaleza y la dureza de carácter, pues he de decir que viene de ella. Me enseñó a mantenerme siempre con el rostro levantado, a no arrodillarme delante de nadie y a nunca perder la cabeza. Esto último no lo aprendí bien.

VI
Paloma, siempre es y ha sido lo que ha querido ser. Quiso mantenerse callada y lo hizo bastante bien, quiso hablar y ahora lo hace excelentemente bien. Esta mujer contraste puro, que lo mismo puede llorar que reír, ha sido quien me ha enseñado el valor del silencio. Esos silencios que duelen, que calan, que desnudan, que hacen temblar. También me abrazó, me besó y me dijo que me ama. A ella la conozco desde hace ya varios años, pero sin duda durante este último fue cuando recibí de ella los mejores consejos, unas lágrimas en aquel parque que me hicieron sentir acompañada, me dijo que no podía evitar llorar cuando algo triste pasaba a alguien a quien quiere. De ella admiro el amor a su familia, el inagotable amor por toda su familia. Tiene una boca pequeñita, como de muñeca japonesa, pero su luz es tan enorme que da a kilómetros de distancia. Es mi heroína favorita del mundo, capaz de conquistar corazones con sólo mirarlos, y de amar, siempre amar.

VII
Néstor es un gran cocinero, le gustan las galletas con chispas de chocolate, él es mi hermano menor. Fueron muy pocos años los que fui más alta que él, desde los trece empezó a ser más alto que yo, hasta ahora que es un gigante para mi estatura. Es un hombre educado, serio, formal, es un buen hombre. Cuando era niño y no quería ir a la escuela se escondía en la casa de la abuela y nadie lo podía encontrar; él fue quien instaló la luz cuando llegó a la casa de la abuela, el que se encarga de mediar en las peleas de mis papás con mi otro hermano. Néstor es autodidacta: imaginó, hizo los planos y se los explicó al hombre que construyó la casa dónde ahora vive con mis padres… es autodidacta porque ha pasado mucho tiempo solo y la mayoría de las cosas que sabe, es porque el mismo las investigó y las aprendió. Este último año lo vi pocas veces, pocos días, pero cada uno de esos días me hizo reír. Lo extraño mucho, mucho.

VIII
A Víctor no lo conozco, ni sé mucho de él, pero es un gran tipo. Me hace reír con chistes que yo debí aprender en la universidad y él lo resume en una historia del Papa con un mexicano. Se siente el hombre más sabroso del universo, no lo es. Es un gran amigo, es capaz de golpear con tal de defender a quien quiere, aunque esto no esté en el esquema de lo correcto, pero entra en el terreno de la lealtad. Tal vez no seremos amigos nunca, pero él ya ha alegrado mi año 23, me ha enseñado sobre la honestidad y la verdad, y me ha hecho reír mucho. A pesar de su estatura, y de la rudeza que expresa, a mi me parece muy tierno.

IX
A mi papá lo he visto trabajar en muchas cosas: carpintero, mecánico, campesino, pintor, jardinero, pescador, albañil, maestro, cuentacuentos, músico. Hemos viajado muchas veces juntos y solamente lo he visto llorar de tristeza una sola vez. Es un hombre muy soñador, capaz de dar su tiempo y su dinero por las causas que considera buenas; mi infancia él la llenó de música que hacía brotar del violín, de la guitarra, de la mandolina, del acordeón y de la armónica. La primera biblioteca que leí fue la suya, mi primer libro salió de su máquina de escribir. Lo he visto muy poco este último año, pero su presencia siempre está conmigo; los cuentos que me contaba antes de dormir los recuerdo, aún los extraño.
Mi papá se empezó a quedar ciego, se dio cuenta cuando empezó a ver dos lunas de noche, si fuera sólo con la luna no sería malo, pero como debía manejar grandes distancias, el sol lo hacía parpadear, hasta que debía detenerse. Le gustan los árboles frutales, a su primera casa la rodeó de manzanos, duraznos y chabacanos y despreciaba la bugambilia y la madreselva que mi madre tanto cuidaba, decía que para qué las cuidaba si no servían de nada.

X
He tenido la oportunidad de aprender de mis hijos, más de lo que ellos aprenden de mí: Liz, Pony, Piñón. A ellos los amo con todo mi corazón, los meses que pasé a su lado, hicieron que me sorprendiera de lo rápido que se les quiere; Pony con su alegría, Liz con su ternura y Piñón con la paz que irradia. Acordarme de ellos, es poner una sonrisa en mi rostro, aunque haya perdido el oído izquierdo en la casa de Itzel. Los miércoles de la escuela del silencio, ha sido la oportunidad de verlos relacionarse con Dios y maravillarme por ello, ellos mismos tallaron su nombre en las células más profundas de mi corazón.
Mis pequeños prejuveniles son la prueba de que Dios tiene esperanza en los hombres y en los jóvenes. Me sorprende el amor que dan, puro y sincero. Disfruto tanto cuando me dicen que me quieren, me sonríen y me abrazan, cuando se ríen de mí, porque no me gusta hablar y porque les digo que soy una tonta a quien Dios ama. Jamás he tenido ninguna duda que los amo, jamás he tenido ninguna duda que son mis maestros en el amor, pequeños maestros de verdad y de alegría.
Mi primera comunidad, los que hoy son “Santo Domingo de Guzmán” fueron los primeros en escuchar un tema de mí. El primer retiro que organicé, dónde me di cuenta que comen muchísimo, pero también mi esperanza de ver en ellos grandes cristianos, que hoy son ya los servidores de la comunidad. Me alegra ver que alguna vez Dios los puso bajo mi cuidado, es pensar en que me ama muchísimo, para dejar grandes tesoros en mis manos. Los recuerdo con gran amor a todos.
A Karencita, a mi hermano Johnny, a Mayte y a Selene los conocí en Oración, transitamos juntos por lugares que yo no conocía, juntos descubrimos lugares hermosos y difíciles de conquistar si no se hace con esfuerzo y perseverancia. Primera comunidad que coordiné yo solita. Encontré en ellos a las personas más semejantes a mí que he conocido, sedientas de la plática con Dios.

XI
Mis abuelos paternos son grandes personajes en mi vida. Ambos murieron hace ya varios años, pero mi abuelo Francisco sigue conmigo a todas partes, es un hombre muy sabio, gran armonista, todavía recuerdo las tardes lluviosas en las que no podíamos salir de la cocina y él tocaba la armónica hasta que yo me quedaba dormida. Mi abuelo tiene una escuela que lleva su nombre “Francisco Bustillos Jiménez”, es un honor ser su nieta.
Mi abuela María, era callada, sigilosa, iba y venía descalza sin que uno se diera cuenta, era una gran cocinera e hilandera, me tejió una cobija de lana, que aún guardo con gran aprecio en mi casa. Mi abuela María me acariciaba el cabello de niña y me veía a los ojos, yo veía las nubes y el cielo, en el negro de sus ojos. Los dos, siguen conmigo, a donde quiera que voy, me acompañan con el olor a pino y a tierra que emana de sus corazones.

XII
Una flor sigue siendo una flor, a pesar que se le encuentre entre los escombros, o en la orilla de un acantilado. Y así he encontrado a grandes personas que me han enseñado sobre letras y periodismo en un mundo tan difícil como éste, personas que con su luz han alegrado mis días de trabajo: Zuriel Olmos, mi Zuricata de los Olmos, a quien me di cuenta que extraño de sobremanera desde que se fue al DF, a Gaby que tanto quiero y que quisiera darle un abrazo de esos que dejan marcadas las manos en la espalda, a Marcela Bermeo y su fanatismo que comparto por la comida, a Tania Rodríguez por las incontables veces que comemos juntas y nos reímos de los periódicos, a Jesús López y la risa que me daba su acento chilango cuando llegó a Chihuahua, de Hiram y las pláticas larguísimas cuando estaba en Juárez, de “La Piedad” que siempre me recuerda a él, a Mr. Gregory Black el compañero de viajes eternos, de su amor por su esposa y sus hijas, el más grande que he conocido en los 23 años de mi vida. A Nabil y a Flora en quienes encontré mujeres hechas de poesía, a Patricia Mayorga siempre dispuesta a explicarme sobre los reportajes que no entiendo, mujer muy sabia y muy fácil de tratar, a Venessa a quien no conozco en absoluto pero se que es una gran ser humano, hace reír a cualquiera, incluyéndome a mí. A don Rodrigo, quien de la forma más extraña se convirtió en amigo, que me enseña de música, de leyes, de periodismo y además me dice doña. A Juan Carlos Caballero a quien dejé de ver a principio de año, pero aún me quedan sus enseñanzas sobre paciencia y calma, sabía de casi cualquier tema que le preguntara y me acuerdo que me decía burlonamente “Ay Brisa, cuando tu apenas vas con la leche, yo ya vengo rodando los quesos”. A Toto que hace muchísimo no veo, amable y honesto, que tiene un gran corazón y a Memo, quien ha dejado de estar en este mundo, pero vive para Dios y para quienes lo recordamos. Al señor Cruz que me alegra el día, cuando me dice que le gusta alguno de mis textos, que los corrije sin echarme en cara lo múltiples errores que cometo.

XIII
A mi otro hermano, le dio por las peleas de gallos. Está a punto de nacer su primer hijo, mi primer sobrino. De niño le gustaba descomponer sus juguetes, porque quería ver que tenían dentro, tiene unas pestañas muy grandes, tanto que mi abuela cuando era bebé creía que eran arañas que habían caído del techo y se las quería quitar. Una vez se enfermó y le dio fiebre, tenía como 5 años y decía que podía ver a su ángel de la guarda, pero le daba miedo y quería que se lo quitaran, porque lo seguía a todas partes.

XIV
Y la abuela, la casa de la abuela con quien viví los primeros años de mi vida, es doña Catalina, la mujer que me enseñó a hacer pan, que me llevaba al huerto, a quien le robaba las zanahorias y los rábanos, mujer conocedora de hierbas e infusiones que alivian cientos de enfermedades. Mi abuela la alfarera, que crea figuras de barro rojo y blanco, ollas que hacen que el agua esté siempre fría; mi abuela la costurera quien me hizo mi primer vestido amarillo y el único que he tenido en toda mi vida; mi abuela la jardinera que se ha empeñado en tener todas las flores que existen en el mundo.
Mi abuela la mujer que nunca se calla cuando se debe hablar, la que no le tiene miedo a caminar de noche en la oscuridad, la madre que corrige a sus hijos sin que le tiemble la voz, la consentidora de sus nietos. La que conoce a todos, la que fue capaz de esperar a mi abuelo Salvador que se fue por una larga temporada a pizcar algodón a Sonora y ella se quedo con todos sus hijos pequeños y se las ingenió para darles de comer. Mi abuela que tiene más ahijados de los que puede recordar, la que envasa duraznos y ha hecho del te de laurel la bebida oficial de la familia. Ella y su casa, son mi casa, al lugar dónde pienso cuando hablo de mi casa.
La casa de la abuela es grande, con tres patios perfectamente delineados por las flores y los árboles, los pájaros cantan al amanecer, al medio día y al anochecer. Cuando llega la primavera zumban las abejas y huele a flores.
Mi abuelo Salvador es un hombre de muy pocas palabras, pero ama a su Catita cada año un poco más. Es un hombre de campo que sabe cuándo es el tiempo preciso para sembrar el maíz o el frijol, que sabe cuándo va a llover y como curar a los caballos. Recorre las montañas silbando.

XV
A Vianney la conocía sólo de vista, había escuchado hablar de ella a muchas personas, pero yo la conocí los últimos años. Es una mujer honesta, de gran carácter, de gran fortaleza y fue mi maestra en oración. Me invita a desayunar los domingos a su casa y fue quien empezó a decirme Bri. Yo admiro a Vianney, es una mujer hermosa, de esas que quisieras tener siempre a tu lado, es una prueba de que los seres humanos pueden actuar correctamente, si importar que tan difícil sea o que tanto duela.

XVI
Enrique es mi hermano más trabajador, es medido en sus acciones, en sus palabras y desmesurado para amar. Es un hombre fuerte, preocupado por su familia, duerme poco y trabaja mucho. A su lado he podido pasar fortunas e infortunios en el tiempo que hemos trabajado juntos para Cristo. Es sin duda alguna, un hombre justo, que piensa en el efecto que las acciones tienen en los demás y mide las propias para no lastimar a nadie.
Defiende sus grandes amores con la fuerza de una centella, es muy difícil verlo enojar. Es un gran predicador, sus acciones diarias dan testimonio de Aquel a quien ama con todo su corazón.

XVII
Pamela es la mejor abogada que conozco, no porque sepa las leyes a la perfección o por su experiencia o alguna de esas características que se usan para determinar a un buen abogado. Ella es la mejor porque ve en las personas, personas, no gente a la que pude estafar, para llevarse una gran tajada. La recuerdo sentada sobre una banca afligida, por una jovencita que murió atropellada. Habrá quien diga que ser así es una desventaja siendo abogado, yo por el contrario me preocuparía si ella comenzara a ver números en lugar de personas. Así aprendí a mirar detrás de los ojos de las personas a quienes entrevisto, que no son fuentes de información, son personas.
Es ordenada en sus cosas, es amorosa, le fascina bailar y es como una vasija que se dejó moldear sin oponer resistencia. Aún la recuerdo cuando decía “pero es que… cómo me han invitado a trabajar en temática si apenas soy de pequeña comunidad”, una vez vencida su resistencia es ahora Karen Pamela, una mujer que puede llegar más lejos que Buzz Lightyear: dos veces más allá del infinito.

XVIII
Con Brenda aprendí de la misericordia que Dios tiene hacia los hombres. No importa cuánto le ofendan, cuánto le den la espalda, cuánta ingratitud exista, es más grande el amor, siempre es más grande el amor. Me gusta cuando me dice Lilo y me mira a los ojos, cuando me abraza y me dice te quiero mucho, me gusta que me sonría siempre. Es una fuente de amor impresionante, para todos aquellos que se acercan a beber de ella.
A Diana le gusta abrazar hasta casi asfixiar, me dice Balsa, que en realidad no tiene nada que ver con los balseritos de Cuba, sino más bien con mi incapacidad de escribir claramente. Ahora ha venido a auxiliarme, y yo estoy feliz por eso. Ella tiene todas las virtudes que a mi me faltan, por eso me alegro de que esté a mi lado.

XIX
Quien se dio cuenta de lo estúpida que era, fue Yareli. Una vez mientras íbamos por la deportiva rumbo a su casa, me dijo “un día me voy a reír de ti, de todo lo que dices” nunca se rió, aunque tenía todos los argumentos para hacerlo. Esta es una mujer inteligentísima, con unos ojos hermosos y un cabello tremendamente bonito.
Estoicamente aguantó todas las preguntas que le hice en catecumenado. Ella fue la puerta de lo que hoy vivo con Dios. Pero Yareli es mi amiga, una relación de amistad que se construyó a través de varios años, tanto que es a la única persona a la que le sonrío cuando me dice “serranita”. Han pasado años desde que no la he visto asiduamente, pero mi amor por ella sigue intacto. Lista para asistir a su boda, lista para escucharla cantar, para abrazarla, para reírme con ella.

XX
A Eugenia la conocí cuando cantaba todos los días y a mi me desesperaba eso. Decía como es que se dice “homeless” en español, es que vengo de USA y se me olvidó como es que se dice, yo la veía con cara de ¡que tipa tan payasa! Es muy floja, se la pasa viendo la televisión por horas o leyendo libros que jamás termina. Llora cuando está feliz, cuando está triste, cuando tiene hambre, cuando tiene sueño, siempre llora.
Sin embargo ha sido quien no me ha dejado sola en este año, si seguimos en la analogía de la casa quemada y el techo, ella equivale a la mujer que me saco de la casa en el incendio, yo me hubiera quedado viendo como es que se caen las tablas y como el fuego hace figuras mientras destruye. La vez que quebré todos los perfumes en casa, ella recogió los vidrios, la vez que quebré las botellas de vino, también recogió los vidrios. Cuando me ve llorar con ganas de hablar me pregunta, si no, no dice nada, sólo se queda a mi lado.
Yo no podría escribir cuántas cosas ha hecho por mi, porque algunas sólo pertenecen a la memoria del corazón, pero si puedo escribir que la amo, y que la voy a amar siempre; sin importar que tan lejos o que tan cerca esté. Que ha sido mi hermana en todas las aventuras que he vivido los últimos años, que he llegado a entenderle aunque ninguna palabra sea pronunciada.

XXI
A mis hermanos Beto y Lalo, que compartimos muchísimos viernes y fines de semana juntos. La preocupación de Lalo que de repente va a casa y compra agua; con su chistosa frase de “el frío está en tu mente” me hizo reír muchas veces. A Cristal que hace mucho que no veo, pero que guarda un lugar importante en mi corazón.
Abigail hermosa que me llevó al hospital cuando se me metió la polilla al oído y que aleteaba y aleteaba en el oído y que un doctor desalmado sacó a costa de hacerme llorar. Abigail va de aquí para allá, de allá para acá, tiene muchísimo trabajo, por lo cuál a veces es difícil verla, pero verla de nuevo es como si no hubieran pasado tantos días. Pastora que literalmente da la vida por sus ovejas.
Y su Meny, un hombre gigante, él único que sí me regresa los golpes. Tiene un gran corazón y me fascina cuando dice que su lugar favorito para hablar con Dios, es una banca del parque. Es de una plática tranquila y sus historias de infancia son muy amenas.

XXII
Una de las relaciones más extrañas es la que llevo con mi Padre, porque a la vista de aquellos que no lo saben, parece que nos odiamos, porque no nos abrazamos cada vez que nos vemos, a veces ni siquiera nos saludamos, ni nos miramos siquiera. Pero Ian ha sido mi padre con todas las letras, con todas las responsabilidades que ello conlleva.
Me descubrió un mundo extraordinario y fantástico: el mundo espiritual, del cuál me enamoré y hoy sigo navegando entre luces de distintos blancos.
Estos últimos tiempos me ha hecho mirarlo cuando no he querido mirarlo, cuando no quiero mirar a nadie. Cuando voy a empezar algo nuevo, e importante para mi, se lo cuento en unas cartas larguísimas, que contesta de acuerdo a su personalidad múltiple. A veces Ian, a veces Ian y otras tantas Ian.
No he encontrado a nadie que puede entender todas las cosas raras que pasan conmigo, más que a él. Extraordinariamente las entiende, no porque sean muy difíciles de entender, sino porque la mayoría de las veces cuando llego a contarle algo sobre mí, me responde: ya lo sabía.
También le conozco bastante, aunque él diga que no, que nadie más que Cristo lo conoce. Yo he visto su corazón. Una vez tuve una importante conversación con él de madrugada, se que me dijo cosas interesantes, pero Dios me borró la memoria, porque no me acuerdo de nada, es algo gracioso, aunque no extraño, yo olvido muchas cosas. Le he escrito muchas veces que lo amo, nunca se lo he dicho en persona. Espero que ese día llegue pronto.

XXIII
Finalmente tú mi Dios, el autor de mis 23 años. Has estado cada día, cada hora, cada segundo en mi vida, aunque yo no me diera cuenta. Has hecho latir mi corazón, me haz arrancado lágrimas y risas. Hemos vivido toda una historia juntos. Me has dejado pensar en ti cuando me levanto, cuando me caigo, aún cuando duermo, sigues junto a mí.
Me gusta pensar en ti como una niña que se recuesta sobre tu regazo y que puede mirar tus ojos y quedarse dormida así. Aunque tu luego me despiertas y me dices que no sea floja, que no hay tiempo para dormir. Gracias por cuidarme todos estos años, por conducirme en los momentos de oscuridad. Tú Dios eres constante, yo puedo dar vueltas, ir y venir, caerme y levantarme, pero tu permaneces firme. Eres eterno.
Me haces reír y llorar al mismo tiempo, tanto que las personas no saben si estoy triste o lloro de felicidad, pero es que tu tiempo no es el tiempo de los hombres, mientras tú hablas y dices miles de cosas, los hombres apenas podemos balbucear.
Has sido mi compañero de juegos, desde niña cuando en la cama me quedaba pensando en el siguiente día, pensaba en ti. Cuando no importaba si hacía mal a alguien, de ti era del que no me podía esconder. Eres el mejor hermano que tengo, el mejor padre que tengo, el mejor amigo. Gracias otra vez, por estar siempre conmigo. Gracias por haberme dado 23 años de vida, el sábado vamos por los 24 y todos los que quieras darme.
Gracias por todas las personas que he conocido, gracias por mi familia, por mis amigos. Gracias por los días lluviosos y los soleados. Gracias por la nieve y por el hielo, gracias por el calor. Gracias por la infancia que fue la gran forjadora de la poesía en mi vida. Gracias por 23 años de ser mi padre y yo tu hija.

Una sombra en el viento

Publicado por Níquel , viernes, 29 de octubre de 2010 12:25


A veces

a veces

a veces

me convierto en viento
y fría voy a tu casa
la recorro toda
como si fuera mía,
de nosotros.

Me quedo a tu lado,
acariciándote el cabello,
los ojos
los pies

Luego vuelvo
a mi tranquilidad nocturna,
al silencio imperturbable,
y duermo.

Ser viento
da frío.

La risa

Publicado por Níquel , lunes, 18 de octubre de 2010 14:09


Estás en todas las fotos
que conservo de mí,
cantas a mi oído desde que nací,
pero nunca te había reconocido
muerte mía.
Todos los días te acercas un poco más,
todos los días te veo más claramente
y te quiero.
Eres el puente a la eternidad,
sin ti
sólo estaría en un presente circular
que me asusta.
Eres mi hermana,
así como lo fuiste de Francisco,
no porque ignore tu carácter terrible,
sino porque me asemeja a él,
me sumerge en el agua de aquellos
a quienes se les abre la puerta a la vida.
Aquí estoy hermana mía,
te reconozco en los colores de las flores,
en las carcajadas de las mañanas,
en el sabor de la fruta fresca,
te escucho en el zumbido de las abejas,
en los ojos al cerrarse
cuando suenan las teclas blancas de los pianos.

Mi nulo patriotismo

Publicado por Níquel , miércoles, 15 de septiembre de 2010 12:42




Cuando recibí la bandera de México que me envió el presidente de lmos Estados Unidos Mexicanos Felipe Calderón Hinojosa por motivo del Bicentenario de la Independencia de México y el centenario de la Revolución Mexicana no sentí nada.

No sé si preocuparme por mi falta de patriotismo, pero yo no siento nada cuando alguien dice patria, país, México… de verdad que no.

No tengo júbilo y entusiasmo y enos orgullo para siquiera atreverme a colgar la bandera en la ventana o en la pared de mi casa, como si he visto que lo hacen mis vecinos.

Más bien me da tristeza ver como los edificios se llenan de falsos colores de alegría, banderas por aquí por allá y por acullá, ver como los sureños instalan juegos pirotécnicos como máscaras para el dolor que sí hay.

Mi realidad no alcanza para una celebración, la ve inútil, carente de sentido, opiácea, como lo hacían en la antigua Roma, “Pan y Circo para el pueblo”. Así que quien me diga que no nos podemos dejar vencer por el dolor y permitir que nuestro espíritu se quebrante y por eso debemos asistir a gritar viva México, Viva Hidalgo, Viva “La Corredora doña Josefa Ortiz”, y bailar y olvidarnos de que en esa misma plaza han dejado decapitados, estoy en desacuerdo con esa idea. Para mí todo eso, sólo alcanza a calificarse como circo.

No desdeño el esfuerzo de aquellos que construyeron este país, reconozco su trabajo, solamente disiento en la necesidad de gritar su nombre para honrarlos, más bien yo tengo otras maneras de ensalzar su memoria, sin necesidad de gritar en una plaza.

Y el reconocer el esfuerzo, pus el que verdaderamente hicieron, porque hay tantas cosas oscuras, tantas historias inventadas para crear un falso nacionalismo, un falso amor por los niños héroes que se aventaron enredados en una bandera, que al menos eso me enseñaron en la primaria, para luego desmentir la versión durante la universidad. Bien dicen que la historia la escribieron los vencedores, así que ni de la historia me fío.

Este 16 de septiembre, no señor presidente, no voy a gritar ¡Que Viva México y que Viva la Bandera Nacional!... no siento felicidad, los recuerdos no me dejan, tengo un baúl lleno de gritos que borran cualquier festejo. (qué por qué le hablo a él… pues porque el firma una carta y una bandera a mi casa, él único que me ha invitado a celebrar)

una ambulanciaaaa! (gritos de dolor)

En cuanto salga te despides del mundo
(el asesino entró a su casa)

Dame todo lo que traigas (clic)

¿Por qué tan solita?
(Le pasó un brazo al cuello)

Insensatez

Publicado por Níquel , lunes, 23 de agosto de 2010 9:59


Sobreviví… entonces me toca contar a mi la historia.

1. los barcos son tan pequeños cuando quieres navegar hacia un recuerdo
2. las guerras se pueden perder en un suspiro
3. Es tan fácil confundir la opinión de aquellos que no tienen nada que opinar

Desperté y supe que había sobrevivido, que sobrevivir no necesariamente significa haber vencido. Estoy de pie sin embargo tu victoria consistió en dejarme viva, para que yo misma eligiera mi forma de morir y con el miedo que le tengo a morir, y no hay más nadie aquí para justificar un homicidio.

Cuando pensaba que tú tenías la razón fui cómodamente feliz, ahora que se que no la tienes, tengo dos opciones: o probar que mientes, o engañarme y seguir creyendo que tienes la razón.

Habrá quien inmediatamente diga que lo mejor es probar que mientes, todos ellos no te conocen, no saben que tienes una explicación para todo, aunque no sea ni medianamente razonable, ni siquiera pobremente razonable. Además del encanto, ese nadie te lo niega, serías capaz de venderle hielo a un árabe como al precio que ellos venden el petróleo.

4. Cuando las dudas empiezan, no hay quien las pare porque son como gusanos incansables
5. Las hojas siempre caen de los árboles.
6. Ya no te amo mi querido Watson

Las historias a medias son tan patéticas Watson (el querido ya lo utilicé por última vez en el número 6) porque son escritas desde una sola perspectiva. Nadie debería hablar sin tener un panorama completo.

Todos los días nos desconocemos un poquito más. Todos los días caminamos cada uno a un extremo del infinito, algún día nos vamos a romper en mil partículas de nada, a lo mejor sonamos como las cuerdas de un gran violín.

7. ¿Si a ti te hubiera caído una manzana en la cabeza, hubieses descubierto la gravedad?
8. ¿Cuándo se terminarán las historias de pueblos fantasmas?
9. ¿Qué piensas que haces? (algo distante a lo que verdaderamente pasa)

Pero así estuvimos desde el principio, cada quién en su propio infinito, y de vez en cuando, coincidiamos en el mismo túnel que nos lleva a lugares distintos. ¡Que lejos te ves ahora!

Mi día favorito para morir

Publicado por Níquel , miércoles, 18 de agosto de 2010 11:33


Yo quiero morir un día con lluvia helada, cuando el viento arranque todas las hojas de los árboles, con nubes gordas y grises impidiendo ver el azul del cielo.

El día que muera quiero granizo, aguanieve, quiero todo el frío del mundo en mi corazón, quiero que mi cabello quede blanco de hielo.

Y quiero que mientras tomo mi última bocanada de aire, empiece a nevar y que no cese nunca hasta que haya sido enterrada bajo tres metros de suave y blanca nieve.

El día que muera, debe ser blanco, helado y con mucho viento. Tanto frío debe haber que será fuego que envuelva mi corazón.

Quiero morir con un vestido tejido con Hielo lc, II, Iii y hielo XII y al final que explote todo en un blanco continuo y eterno... así hasta el fin de los tiempos.

Poema Negro

Publicado por Níquel , miércoles, 11 de agosto de 2010 15:58




Hoy quiero escribir poesía negra

como El Contexto de Sciascia

o la novela de Elmer Mendoza.

Primero buscaré alguien

sobre quién escribir,

La Mary es lo más negro

que conozco

en aquellos días

le daba por ser gitana,

leía la mano

y veía vidas pasadas.

Como protagonista de mi poema negro

La Mary es una asesina

no de jueces

ni prostitutas

ni de vagabundos,

es asesina de quién se le acerca.

Asesinó primero a DA–DA

un día de escuela

común y azul como todos

le disparó con un objeto

curvocómico que llamó verdad.

Después asesinó a BE-DE

en viernes

lo estranguló mientras le sonreía,

nunca nadie supo más de él.

A LI-CE

la torturaba

cada día

cada minuto

usaba veneno cuando tenía flojera

y las manos cuando se sentía con ánimo,

LI-CE sufrió más que nadie.

A TE-DE le arrancó una pierna.

En la novela negra

alguien mata al protagonista

un policía

otro asesino,

a La Mary la detuvo Él.

Máquina del Tiempo

Publicado por Níquel , sábado, 7 de agosto de 2010 13:32



Yo también quiero que me presten la Máquina del Tiempo, aquella que pedía el Rodrigo González; si se la hubiesen prestado a lo mejor no hubiese muerto por un pasón de cemento, a lo mejor le hubiera sacado el tiempo al terremoto.

La Máquina del Tiempo del Rodrigo González la quiero para volver en el tiempo evidentemente, justo antes de que la vida mía se jodiera de raíz.

Hay un momento que es determinante en la vida de todo hombre… una hora, un minuto o un segundo que cambia la vida, que hace que perdamos la dignidad, la confianza, el amor o la paz, para convertirnos en seres retraídos y miedosos.

Ni si quiera sé como funciona una Máquina del Tiempo, si la tiene que inventar un japonés o un polaco… yo solo quiero que me presten una jodida máquina del tiempo que sirva para situarme en el segundo antes de que Sinclear me dijera que me amaba.

O tal vez mejor antes de que se fuera, sin dejar rastro. Un segundo antes de que me echaran de su lado, un par de minutos antes de cuando me dejé llevar a una ciudad desconocida dónde no estaba él.

Antes de aprender a vivir con una sola ala, a caminar, en lugar de volar (él conserva la otra ala). Un segundo antes de que me volviera sombría y silenciosa.

Quienquiera que tenga una Máquina del tiempo, préstemela. Quiero elegir quedarme con Sinclear, quiero no haber venido a esta ciudad, dónde no conozco a nadie y nadie me conoce a mí.

Una máquina del tiempo que haga bip bip bip bip y que me lleve atrás. Al segundo cuando salí del vientre de mi madre o tal vez un poco antes, que me lleve delante de Dios, cuando habitaba en el cielo con él.

Qué me lleve atrás cuando solo era un pensamiento… ¡maldición no existe una máquina del tiempo! Ni la del Rodrigo, ni la mía, ni la de nadie.

¡Feliz cumpleaños!

Publicado por Níquel , lunes, 2 de agosto de 2010 10:14


A mi no me gustan los cumpleaños, ni los míos, ni los de alguien más, son como para recordarle a alguien que cada día se muere otro poquito. Clavarle un alfiler en las alas, para recordarle que cada vez es más viejo y debe guardar la compostura.

No soy la que compra regalos costosos para sorprender al cumpleañero, porque para empezar soy pobre y el dinero no está muy presente en mi vida diaria; luego se me olvidan las fechas de cumpleaños y de verdad créeme, cuando digo que no me sé el numero de teléfono de nadie, las fechas de cumpleaños e incluso hay gente que no sé como se llama a pesar de que tengo años de conocerla.

Sin embargo hoy que es tu cumpleaños quiero regalarte lo mejor que tengo y estas son mis letras. No quiero decir las bobadas de siempre, la de ¡se feliz por siempre!, ¡feliz cumpleaños!... ¡aunque lo sea!... Así que más bien voy a escribir, que significado tiene tu presencia en mi vida.

Debo comenzar diciendo que a las personas expresivas es un poco difícil dejarlas entrar a mi vida, por el &%$%# carácter huraño y solitario que me cargo. Las personas que dicen “mil y así”, las que les gusta el anime, aunque tengan 20 años, les gusta Reik y Aleks Syntek… realmente me parecen difíciles de tratar.

Sin embargo, en esto la excepción eres tú. Yo te quiero a ti, y mucho. Antes te quería menos, pero hoy día eres una de las personitas que sostienen mi vida diaria.

Te empecé a querer desde el día que dijeron que trabajaría contigo y fuiste de las únicas que sonrió al saberlo, luego a pasos agigantados te descubriste a ti misma como una mujer muy fácil de amar.

Despertaste una parte de mi alma que no conocía… la protectora y maternal.

When you're weary
feeling small
when tears are in your eyes
i will dry them all


Te he visto llorar muy pocas veces de tristeza, será que te encierras en el cuarto para llorar, o será que de verdad no lloras. Y haces muy feliz a los demás, aún a aquellos como yo que no querían de tu felicidad.

Podría hacer una lista completa de todas las cosas que haz hecho para hacerme feliz: regalarme un libro de Pablo Cohelo: cuando quieres realmente una cosa, todo el universo conspira para ayudarte a conseguirla. Eso lo aprendí de ese libro.

Me regalaste una cartulina que dice KOFUKU. Me recuerda todas las mañanas que salgo al trabajo, que soy una persona alegre. Mi trabajo consiste en dar alegría a los demás.

Me has dicho que me quieres y esto para mi es lo más grande que me has podido regalar.

I'm on your side
when times get rough
and friends just can't be found

Te quiero y estoy contigo a tu lado. Te veo florecer todos los días. Me gusta verte florecer.

Eres importante en mi vida. Quiero que sepas que eres importante en mi vida. Quiero que sientas que eres importante en mi vida, eres tan importante porque tienes las instrucciones para darle cuerda a mi corazón: sonreírme.

… tan importante como los pájaros que cantan en el árbol imaginario que tengo en el alma.

Han sido meses extraordinarios a tu lado, al ver que a cada hora que pasas en silencio junto a mí, creces un poquito más. Que crezcas y te conviertas en un árbol, con ramas grandes y frondosas, que las aves aniden en ti… es la esperanza que guardo de ti.

Like a bridge over troubled water
I will lay me down


Te amo con todo mi corazón, mi niña hermosa.
Te amo como se ama el viento que acaricia el rostro,
Te amo como la sandía que es roja como el corazón de Dios
Te amo como las canciones que todavía no se escriben
Te amo como el horizonte que siempre es infinito
Te amo como una caricia hecha con los ojos
Te amo como la dulzura que tiene una fruta madura
Te amo con la simpleza de un Te amo, si nada que lo acompañe.

I'm sailing right behind


¡Feliz cumpleaños Eliza!

Andén

Publicado por Níquel , martes, 27 de julio de 2010 8:56



El tren pasa todas las mañanas a las 5 y media,
con su chucuchucuchá me pone el primer pensamiento del día:
tú.

Los viajeros que vienen a la estación,
tienen la cara triste,
será porque la mujer a la que aman los echa de la ciudad,
o porque no encontraron nada en este desierto.
Muy tristes van.

Casi nunca hablo de ti,
pero hoy me encontré al zapatero de la colonia,
me preguntó si te habían quedado bien las botas
le dije que te habías ido,
y me fui llorando como niña.

Las cucharas están tan quietas sobre la mesa,
el sofá tan en su lugar,
y a ninguna camisa se le ha caído ningún botón.

Pero te he de buscar,
para entregarte el llorido
que tengo escondido en la garganta
que es muy tuyo,
muy de los dos.

En el tren de las 5,
chucuchucuchá.

Tejer

Publicado por Níquel , jueves, 22 de julio de 2010 7:28


Quiero buscar las letras que perdí hace años
y hacerte una bufanda con ellas,
quiero pintar el cielo de rojo
y hacer que tiemblen las flores bajo tus pies.

Quiero secarme a la luz de tus ojos
y caminar por los senderos que marquen tus labios

El hombre que me enseñó a leer

Publicado por Níquel , miércoles, 21 de julio de 2010 13:48


Muchas situaciones muy diversas marcaron mi infancia. Que viene al caso contar un poco cómo fue y en dónde fue: la infancia que recuerdo, la viví en la casa de los abuelos, con doña Catalina y don Salvador; una casa rodeada de árboles: durazneros, manzanos, granadas, chabacanos, aguacates, naranjas, limones. Además de las flores que siempre mantenían la casa muy colorida.

Mi abuela cuidaba con esmero todas sus plantas, su jardín inmenso, de lunes a sábado se levantaba a las 6 de la mañana para traer agua del pozo, que dicho sea de paso, estaba muy lejos, y así poder regar los geranios, las clavellinas, los rosales, las dalias, la madreselva, la bugambilias, los lirios… (…) nunca me aprendí el nombre de todas las flores.

Una casa grandísima, con olor a tierra mojada y a madera, rodeada de árboles de muchos verdes distintos… de lejos solo se alcanzaba a ver una columna de humo que soltaba por las mañana la estufa de leña.

Y mi abuelo, un hombre de muy pocas palabras, muy bueno para contar, pero que nunca aprendió a leer. Mi abuelo siempre tuvo la sed por leer, más allá de ver los dibujos de los libros, quería entender.

Lo recuerdo tan bien, enseñándome a contar, porque siempre he sido muy mala para las cuentas, y el me explicaba con ejemplos claros, como no debía dejar que me hicieran tonta en la tienda… pero él nunca supo leer.

Nunca fue a la escuela. La muerte de su madre lo obligó a trabajar desde muy pequeño, anduvo en aserraderos, en minas, en el campo, hasta se aventuró a ir hasta Santa Rosalía, desde Guaymas en barco… mi abuelo un hombre de tierra y temeroso del mar.

Ahora quiero leer todos los libros del mundo para él.

Aunque desconocía la forma de las palabras escritas, las verbales las conocía todas. Aprendí de él, el amor a su Catita, su mujer de toda la vida, la que le cambió los días de tristeza, por días llenos de sol. Aquella que finalmente logró que construyera una casa y tuvieron hijos, muchos hijos.

Mi abuelo me llevó a la escuela de niña, recogía mi boleta de calificaciones y se entristecía cuando obtenía una mala nota… me decía que era tan triste no aprender a leer y todas esas cosas que enseñan en la escuela, cosas que él tuvo que aprender en los campos de algodón.

Él fue quien me enseñó el nombre y la posición de las estrellas, que jugando póker se puede perder la vida, que los hombres deben ser buenos, así tengan que llorar lágrimas de sangre. Que es más fácil ser un delincuente, que un hombre de bien.

Así fue la historia de cómo don Salvador García Márquez, me enseñó a leer. Es por eso que ahora leo, para contarle las historias a mi abuelo, todo aquello con lo que el soñó y no pudo leer.

tienes toda la razón... te extraño tanto por estos días

Nawala

Publicado por Níquel , martes, 20 de julio de 2010 16:41



De la bruma verde nace tu recuerdo. A las siete de la mañana aun escucho tu voz de agua y tus pasos de tierra están pintados bajo mi almohada.

Mis palabras son figuras de barro que creaste y que cada diciembre alineas en forma de sueños para que tomen vida y nos lleven allá.

De la bruma verde nace tu recuerdo, te presentas hecho todo sonido, todo luz, todo verde, el color con el cual recuerdo a los humanos supremos.

Que la Eternidad ya te haya alcanzado Ochisili. Cuida mi camino y llévame allá para los dos pintar los caminos y las estrellas de verde.

Seremos felices.

Feliz aniversario Ochisili.

Sombrero victoriano

Publicado por Níquel , lunes, 19 de julio de 2010 1:23


Lo sé. Antes de empezar a escribir se en que terminará todo esto, pero aún así quiero hacerlo. He pintado un sombrero victoriano, para no escribirte, pero esto es irremediable, a esta hora de la madrugada ya no pude más. Me rindo.

Te quiero. Irremediablemente te quiero, estúpidamente te quiero, ciegamente te quiero… como dice Toña La Negra, yo no debía de quererte y sin embargo te quiero.

Y de madrugada te quiero más, no es como cuando son las 2 de la tarde y me olvido de ti, si camino un poco, o si bebo medio vaso de agua, o si leo a Sabines. Ahorita te quiero más, ensordecedoramente que no puedo hacer más que amarte, con toda mi alma y con todo mi cuerpo.

Llena de angustia, digo que te quiero más que a mi vida, más que a mis ojos, más que a mis manos y a mis pies… pero no, no es cierto. Todavía quiero más a las nubes, los amaneceres, el vuelo de las mariposas y los árboles. Todavía.

Pero no es nada de tu cuerpo, ni de tus ojos, ni de tu vientre, lo que me hace quererte… te lo juro. Hay un lugar que los dos conocemos y que es nuestra tumba y nuestro amanecer, donde morimos, para reinventarnos con una palabra o con una canción. Es por esa tumba, por esa montaña, por ese cielo… que te quiero.

Puedes empezar a leer esto
y cuando llegues aquí empezar de nuevo.
Cierra estas palabras como un círculo,
como un aro, échalo a rodar, enciéndelo.
Estas cosas giran en torno a mí igual que moscas


Por eso quiero gastar mi noche escribiéndote, mi señor mío. Te voy a querer hasta las 3 de la mañana, y ya son las 2:22.

La metamorfosis de una mariposa

Publicado por Níquel , viernes, 16 de julio de 2010 14:23


I
Eras mi mariposa,
bajo tus pies el reloj
y las bugambilias nuevas.
Aleteabas desde mis labios,
y yo pendía de tus alas infinitas,
en tu vientre situé mi alegría.

II
Explotó el cristal del reloj,
la eternidad cayó sobre mí,
los segundos se arremolinaron
en una tormenta de arena y dolor.
Las bugambilias se fueron,
cerraste tu vientre a mi hijo,
tus alas
ya sin hipo
olvidaron cómo volar.

III
Te disuelves en el tiempo,
como una hoja seca
con la que el viento adorna
su corazón sin eco.
Las hojas secas del otoño
son mariposas muertas.

IV
Este es el cadáver de mi mariposa,
quedará insepulto en la acera,
vacía,
quebradiza,
inmóvil
una hoja seca.

Poesía inútil

Publicado por Níquel , miércoles, 14 de julio de 2010 11:54


Los poemas no salvan a nadie
no alimentan
no calman la sed
no cubren de la lluvia
ni de la nieve
y menos aquí
dónde el sol está más cerca de la tierra
o tal vez es el infierno
que cada vez suelta más diablos.
Es tan inútil escribir poemas,
tanto como esperar que cada tumba tenga una cruz
cada cadáver un nombre
y todo hombre un latido que lo resucite.
La poesía fue creada para hombres distintos
de países más del sur
o del norte
no es para estas tierras.
la poesía es solo tinta que se duele
y muere a manos del viento.

Roles y existencia

Publicado por Níquel , viernes, 9 de julio de 2010 6:34


Odio tu presencia porque lo desborda todo.
Abro la puerta que tú cierras cada mañana,
y al entrar encuentro consonantes y pisadas
ordenadas como partitura de una canción Gardeana.
Eres la silla donde quiero sentarme
y no lo hago
porque tengo un respeto idiota por lo que tocas
y todo tiene tus huellas en mi casa,
por eso me quedo a la mitad de la cama
encogida
rodeada de tu presencia
inmóvil
silenciosa
porque temo ordenar tu olor en pequeños frascos de colores
y a tu voz ponerle cintas y letreros,
al beso que me diste el lunes
y que flota junto a los geranios
le colgaría una tela con letras enciclopedistas
que dijeran claramente
“Este es el beso que Él me dio el lunes”.
Odio tu presencia porque en mi cuerpo
hay más de ti
que de mi misma,
las sillas son del mismo color que tus ojos
y la madera de la puerta huele como tu piel,
si me acuesto en la alfombra
al cabo de minutos
empieza a tomar la forma de tus manos y tus pies,
el sonido sabe a ti y la luz se siente como tu cabello.
Mis objetos todos son de ti
yo misma soy de ti.
Pero toda pertenencia se acaba cuando llegas
porque es cuando existo yo
cuando tomo posesión del aire
y de los colores
del sonido
de ti
y de mi misma.

Definiciones

Publicado por Níquel , sábado, 3 de julio de 2010 12:41

¿Qué es el tiempo?

… lo que existe entre el último beso de la noche y el aleteo que anuncia tu llegada.

… la región comprendida entre tus manos y tus canciones tristes

… la agonía de no verte

… los relojes que se descomponen cuando nos pintamos el alma con miradas piadosas

… el vuelo de las mariposas en mi cocina común, que solo sirve para cocinar.


¿Qué es un poema?

… es la declaración de amor público que te escribo cada día

son las palabras más bonitas en una fiesta de vecindad

… pura falsedad

… un amor enletrado

… mapas mentales

… un platillo de cocina italiana hecho a base de tinta y papel bond


¿Qué es caminar?

los ojos de los sapos que me acompañan a pensarte

el recorrido de mundos distintos cada noche

… el sueño de un paralítico

la mentira de un perezoso

… crecer juntos y hacernos uno solo

reinventarse cada día para una batalla nueva


¿Qué es la tinta?

las manos que tengo para tocarte con mis dedos de letras

… la mancha que tiene mi alma

… tus besos

… letras que no acaban de nacer

… el alma del diablo


¿Qué es un árbol de moras?

… una columna al cielo muy fragante

… el fruto de la felicidad de los hombres

… un albergue de gusanos

… una silla que no sabe que será silla

… el espacio entre la tierra y el cielo

Las canciones de mi vida

Publicado por Níquel , miércoles, 30 de junio de 2010 14:01



Han sido varias veces las que me han preguntado qué tipo de música me gusta y yo creo que por no parecer estúpida, no contesto con un “no sé”. He de empezar diciendo que no me sé la letra de ninguna canción, no sé cuáles son los géneros musicales, y la mayoría de las veces no me sé ni el título, menos quien canta alguna canción.


Soy muy cambiante en cuanto a gustos de música se refiere, a veces me gusta algo, a veces no. Puedo amar una canción un día y al otro no soportarla ni 10 segundos. Pero hay un común denominador en esto: el sonido, la música… no la voz, lo que influye mayormente para que una canción se quede por un buen rato en mi biblioteca musical.


Un buen rato, son cómo tres semanas, luego me cansa; es por eso siempre estoy en busca de algo nuevo para escuchar. Es por esto que no puedo hablar de “tipo” de música que me gusta, puedo escribir sobre las canciones de mi vida.


1. “Rock bottom riser” Bill Callahan


Un día estaba buscando una canción para mi papá y como las tradicionales como la de “Mi Viejo” de Piero, me disgustan enormemente… buscando, encontré esta. Me gusta porque dice cuanto amo a mi padre, lo que significa para mí, lo que él ha hecho por mí, de mí. Mi padre es el hombre que más admiro sobre la faz de la tierra. Es el que me ha visto llorar, reír y callar. Siempre está enseñándome algo. Le fascina comer, come mucho y es muy flaco.


I am a rock bottom riser
and I owe it all to you


2. “You’ve got a friend” Carole King


Las relaciones humanas son muy complicadas, las personas son muy extrañas, reaccionan siempre de manera distinta… pero aún así está canción me recuerda que a pesar de todos los defectos que tengo, quiero ser una buena amiga, a veces me quedo en el intento, a veces lo consigo.


All you have to do is call


3. Pervert pop song Plastilina Mosh


Inmediatamente pienso en tres personas: Alex, Liz y Pony. Esta canción es el himno de nuestras reuniones. Más allá de la letra, está el cariño que les tengo, el no conocerlos y luego descubrir al interior de ellos unos corazones luminosos y grandototes, que son como un trago de agua fría. Esta canción es para ser feliz recordándolos, viviendo con ellos.


Es fácil como decir que yo te gusto, como tú a mí


4. Delicate Demien Rice


Hubo un día en el que me quedé a dormir en la terraza de una casa que no era mía y vi la luna, conté todas las estrellas que pude, esa noche me encontré con la niña que había perdido hace varios años. Aprendí a ser humilde y a amar.


We might make love in some sacred place
the look on your face is delicate


5. You can’t always get what you want Rolling stones


A veces, termino haciendo cosas que no quiero y lo que quiero hacer no lo hago. En ocasiones esto se refiere a sentimientos profundos y hermosos como perdonar a alguien que te ha herido, a ayudar a alguien pero no tienes la posibilidad de hacerlo… a veces son cuestiones más soñadoras como paz en el mundo, que los niños no mueran de hambre, que den clase de arte en las escuelas… otra tantas más son cosas cómo no conseguir una entrevista para el día que lo necesitaba, ser grosera verdaderamente grosera con la gente que me exaspera. Pero no, no siempre se tiene lo que se quiere… a veces se tiene lo que se necesita.


You can't always get what you want
But if you try sometimes you might find
You get what you need


6. I want it all Queen


La desmesura es la más grande característica que tengo… cuando amo a alguien, desmesuradamente lo amo, desmesuradamente me duelen los adiós, desmesuradamente me duelen las derrotas. Pero también desmesuradamente creo, escribo y vivo. Desmesuradamente me enojo, desmesuradamente río, desmesuradamente camino, desmesuradamente digo, desmesuradamente defiendo y acuso. Soy la desmesura andando.


I want it all


I want it all


I want it all


and I want it now



7. Cenizas. Toña la Negra


Cuándo algo ya no tiene razón de ser, pues se termina y ya. Hay gente que decide postergar lo que ya no puede seguir, por temor al fin… yo no. Si algo debe terminar, se convierte en cenizas y punto. No importa cuánto duela y cuanto haga llorar, se termina.

En un cariño muerto, no existe rencor

y son más, pero estas son las canciones de estas semanas. Son las que me gustan ahora… hay otras que me recuerdan cosas bonitas de la vida, como la de El Triste de José José, como la de Déjate caer de los tacubos, o como la vida no vale nada de José Alfredo Jiménez…

Planes para la eternidad

Publicado por Níquel , viernes, 25 de junio de 2010 10:35




Quiero ser luz contigo,


que explote mi corazón en mil partículas


todas de un distinto blanco.


Quiero que leas toda la historia de Egipto conmigo


y que me dejes escribirle un mismo poema a Ramsés y a Elías,


después cocinar para ti y ver el infinito mientras bebemos agua.


Colectar caracoles y rayos de sol,


guardar hormigas en frascos y soltarlas en la cama de un tonto,


sentarnos a reír por lo enredado de las palabras


y las monedas de cambio.


Desentrañar las miradas de un niño triste,


la caricia de un padre amoroso


y el canto de un pájaro imaginario.


Quiero que me llenes de luz cada noche


y cada día que deba vivir.

Mexicanita

Publicado por Níquel , miércoles, 23 de junio de 2010 14:15



Igual que escribió alguna vez Luis Villegas sobre el amor a México, yo quiero escribir sobre lo que significa ser mexicanito, no con razón del bicentenario (diaag), pero si a razón de que por estos días de mundial, dije que no me gusta la selección nacional, si el fútbol, pero no la selección mexicana de futbol. ¿Razones? Los millonarios contratos, para tan pobres resultados y la publicidad estúpida que hay en todos los medios de comunicación hizo que me disgustaran más.


Dicho esto, me preguntaron en tono regañón ¿Qué no eres mexicanita?


Y contesté sí, pero que amo ciertas cosas de México, no todas. Y sí soy mexicanita, ese arraigo lo prueba mi playlist llamado mexicanita, con canciones de Arturo Meza, el Haragán, José Alfredo Jiménez, Rafael Catana y Celso Piña.


Sin embargo no creo que tenga que amar a todo México y que eso incluya a la selección de futbol. Hay muchas personas de México que no amo y que componen mi lista negra (algún día escribiré sobre ellos) y el no amarlas, no me convierte en una traidora a la patria.


Hay lugares de México que no conozco, de los que ni siquiera he oído hablar, ni he leído, ni he soñado, por tanto no amo.


No amo los políticos por ejemplo, porque no les creo, me dan una enfermedad imaginaria que se llama “Falsaria Aguda” y como dice el señor Cruz hay que elegir, yo digo: elijo no elegir.


Es complicado el asunto de decirse mexicanito o no; porque más allá de ser el lugar dónde uno vino a salir del vientre de la madre y entonces le anotan en la acta de nacimiento; el ser, es algo más complejo que eso, implica más, entre una pertenencia, una pasión y una admiración.


Yo pertenezco a esta tierra, pero no a toda; soy de una parte específica llamada La Casa de mi Abuela, a ese lugar pertenezco; es el que me llama y me hace volver cada diciembre sin importar que tan lejos esté.


La pasión, con toda su raíz latina “patior”, la siento por los viajeros, por los pescadores, por los fotógrafos, por las mujeres que tejen en el patio de su casa, por los duraznos, por los libros, por la canela. Todo anterior no necesita ser mexicanito para que lo ame, un durazno de Venezuela, o un libro escrito en Holanda siguen siendo dignos de pasión.


Así, puedo decir sin pena alguna, que soy mexicanita aunque no me guste la selección mexicana, mi playlist lo prueba. ¿Leíste Brontis? ¡mexicanita!

La razón

Publicado por Níquel , martes, 22 de junio de 2010 9:36



Cómo no habría de amarte, amor mío,


si contienes en ti a todo el género humano,


tienes algo de pescador


de poeta


de ángel


de nosequé.

(Te amo, por lo que soy cuándo me miras)