Ajedrez
Publicado por Níquel , viernes, 18 de junio de 2010 10:31
Un día decidí acabar contigo en el ajedrez
así como ellos acabaron conmigo.
Con una magna sonrisa
te dije que el juego era a morir,
o vivías tú
o vivía yo.
Detenidamente acomodé mis piezas
de una en una,
año tras año,
la torre
un caballo
un alfil
la reina
la otra torre.
El tablero era pequeño
y nos cabía en las rodillas,
así que jugamos muy cerca
el uno del otro,
nos mirábamos fijamente las manos.
Él acomodó sus 16 peones,
negros y hermosos,
era mi turno,
y empecé a jugar.
Moví mi primera pieza
y así jugamos durante veinte años
en los días ordinarios
y en los de fiesta
jugamos en los días rojos
en los morados
y en los blancos.
Me ganó un verano
en un día verde
y con su primer peón blanco.
He de decir que Él nunca perdió ninguna pieza
yo las perdí todas.
Este es uno de mis favoritos.
Te admiro porque tienes el valor de pelearte con Él mirandolo de frente y a las claras, yo simplemente lo ignoré.
Me gusta porque me hace recordar viejos tiempos no deseados, porque me hace ver el futuro con una sonrisa.